Cuando se habla de publicidad y mercadeo, generalmente se piensa en un mismo objetivo: vender un producto, servicio o idea. Ya sea como productores, o como compradores, hacemos parte del mercado la mayor parte de nuestras vidas. Y la era digital ha cambiado de forma rotunda la manera de interactuar en el mercado.
El siglo pasado, era de vital importancia para las marcas gastar millones de pesos para darse a conocer, y sus comunicaciones muchas veces podían ser erradas o falsas, con el objetivo de vender más. Tal es el caso de los cigarrillos Chesterfield; una marca estadounidense que en sus avisos publicitarios comunicaba que dichos cigarrillos habían sido ‘evaluados’ por profesionales de la medicina. Éstos médicos decían haber comprobado en personas que llevaban fumándolos 10 años, que los cigarrillos no habían tenido ningún efecto negativo en boca, nariz y garganta.
Los medios, eran accesibles solo para las marcas poderosas, que podían invertir dinero para pagar anuncios televisivos, cuñas radiales y avisos en periódicos y revistas. La comunicación se situaba en una sola vía, en donde las compañías comunicaban ciertos beneficios, y las personas simplemente debían adquirir el producto para cerciorarse si lo que las marcas promulgaban era cierto. Además de esto, las opciones de compra eran limitadas, la oferta del mercado nos ofrecía muy pocas opciones a la hora de adquirir un producto, y las compras eran básicamente enfocadas en la racionalidad y el punto de venta era aún más importante de lo que es ahora, ya que influía de manera vital en la decisión de compra.
Pero la historia cambió y el internet llegó a la forma de hacer publicidad. Junto con la proliferación de muchas marcas y el aumento exponencial de la oferta de productos, también llegó la posibilidad de hacer promociones de manera más fácil, rápida y barata. Poner el producto correcto, en el lugar correcto y en el momento correcto empezó a ser un poco más sencillo, gracias a los canales digitales y a todas las posibilidades que nos han brindado a anunciantes y consumidores. El usuario pasó de ser un receptor de información, a convertirse en productor de la misma, empoderandose cada vez más en el mercado y siendo parte de esa cadena de venta que antes solo involucraba unos pocos pasos.
La publicidad digital ha creado plataformas que crean comunidades, y éstas comunidades comparten una cantidad de información tal, que ahora es posible conocer por ejemplo, las opiniones de un comprador de un smartphone en Japón, al día siguiente de haberlo adquirido. La decisión de compra se ha vuelto un fenómeno casi que público, y totalmente influenciable por las experiencias de otros compradores previos. Ahora, si quiero adquirir una cámara fotográfica, solo necesito de un dispositivo con internet para conocer su precio, características, beneficios, cualidades y defectos. Además de esto, puedo conocer su funcionamiento, tips de uso y especialmente recomendaciones de otros usuarios. Uno o dos clicks más, y la cámara estará siendo enviada directamente a mi casa u oficina. Éste es el poder de los medios digitales en el mercado en la actualidad. En el siguiente artículo daremos un vistazo más profundo a los usos de la publicidad digital en nuestras empresas.
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