Las incansables pequeñas y medianas empresas (Pymes), inmersas en la constante batalla por destacar en un mercado competitivo, representan el motor que impulsa dos tercios del empleo en Colombia. Su valioso aporte al Producto Interno Bruto y su decidido paso hacia mercados internacionales no solo reflejan su tenacidad, sino que también subrayan su papel esencial en el desarrollo y crecimiento sostenible de nuestra querida Colombia. En este artículo analizaremos la relevancia que tienen estas empresas en el país.
¿Qué es una Pyme?
En Colombia, una Pequeña y Mediana Empresa (Pyme) se define según criterios establecidos por la ley 590 de 2000 y sus modificaciones (Ley 905 de 2004), conocida como la Ley Mipymes.
En Colombia, la clasificación de una empresa como Micro, Pequeña o Mediana depende de dos factores principales: el número de empleados y los ingresos anuales. A continuación, se detallan los límites específicos para cada categoría:
- Microempresa:
Número de empleados: Hasta 10.
Ingresos anuales: Menores o iguales a 501 salarios mínimos mensuales legales vigentes.
- Pequeña Empresa:
Número de empleados: Entre 11 y 50.
Ingresos anuales: Superiores a 501 y hasta 1,500 salarios mínimos mensuales legales vigentes.
- Mediana Empresa:
Número de empleados: Entre 51 y 200.
Ingresos anuales: Superiores a 1,500 y hasta 4,000 salarios mínimos mensuales legales vigentes.
Importancia de las Pymes en Colombia
1. Generación de Empleo:
Las PYME, al ser grandes generadoras de empleo en Colombia, juegan un papel crucial en la dinámica del mercado laboral y en la estabilidad económica del país. Estas empresas, a menudo más flexibles y adaptables que las grandes corporaciones, son capaces de generar empleo en diversas industrias y sectores, desde el comercio y la manufactura hasta los servicios y la tecnología.
Su presencia diversificada en la economía permite la creación de empleo en áreas específicas que pueden no ser tan fácilmente cubiertas por grandes empresas. Además, Las PYME, al ser más flexibles en términos de requisitos de contratación, contribuyen a la inclusión laboral ya que dentro de su nómina, pueden ofrecer oportunidades de empleo a segmentos de la población que pueden enfrentar barreras para ingresar al mercado laboral, como jóvenes recién graduados o personas con habilidades específicas en gestión de PYMES, pero menos experiencia.
Otro punto importante es que las PYME comienzan como proyectos emprendedores y, a medida que crecen, generan empleo. Fomentan el espíritu emprendedor al ofrecer oportunidades de trabajo en entornos más cercanos y accesibles.
2. Contribución al PIB:
A pesar de su tamaño relativamente pequeño en comparación con las grandes corporaciones, las PYME contribuyen de manera sustancial al Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia. Su actividad económica, sumada, tiene un impacto significativo en la salud general de la economía, muestra de ello es que las PYME constituyen 99,5% de las empresas y aportan 35% al Producto Interno Bruto del país.
Aunque individualmente cada PYME puede tener un tamaño modesto, la suma de su actividad económica es considerable, adicionalmente, su presencia en diversos sectores y la multiplicidad de transacciones comerciales y servicios que ofrecen crean una corriente constante de actividad económica.
3. Diversificación y Competitividad
Las PYME, al operar en entornos más flexibles y ágiles, se convierten en auténticos laboratorios de innovación. La constante necesidad de adaptarse a los cambios del mercado y a las demandas de los consumidores las impulsa a buscar soluciones creativas y eficientes, esta mentalidad innovadora no solo beneficia directamente a las PYME, sino que también infunde una cultura de adaptabilidad en el panorama empresarial en general.
Ahora bien, las PYME son expertas en identificar y satisfacer necesidades específicas de nichos de mercado. Su enfoque especializado les permite atender segmentos de clientes que podrían quedar desatendidos por empresas más grandes.
La diversificación de las PYME no solo se limita a la oferta de productos, sino que también se extiende a su ubicación geográfica, ya que, al estar arraigadas en comunidades locales, estas empresas contribuyen al desarrollo económico regional. Fomentan la creación de empleo local y, al mismo tiempo, fortalecen la identidad y la vitalidad económica de las áreas en las que operan.
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4. Promoción del Desarrollo Regional:
La participación de las PYME en las cadenas de valor locales no solo fortalece la economía regional, sino que también impulsa el desarrollo sostenible. Estas empresas, al estar arraigadas en comunidades locales, generan oportunidades de empleo y contribuyen a la estabilidad económica de la región, además, al integrarse en las cadenas de valor, fomentan la colaboración entre distintos actores del ecosistema empresarial, desde pequeños agricultores hasta proveedores de servicios, creando sinergias que benefician a todos los participantes.
Las PYME, al formar parte de las cadenas de valor locales, están más conectadas con las comunidades en las que operan, Esto las hace más propensas a adoptar prácticas empresariales sostenibles y socialmente responsables, desde la adopción de métodos agrícolas respetuosos con el medio ambiente o la promoción de condiciones laborales éticas, estas empresas no solo generan valor económico, sino que también contribuyen a la construcción de comunidades más sostenibles y equitativas.
5. Adaptación a Desafíos Económicos:
Relacionado con el punto anterior, las PYME, al formar parte de cadenas de valor locales, están mejor posicionadas para adaptarse y mitigar los impactos de desafíos económicos, especialmente cuando se enfrentan a fluctuaciones en la demanda del mercado o a cambios en las condiciones económicas, estas empresas pueden ajustar sus estrategias de manera ágil.
La flexibilidad inherente a las PYME, combinada con la colaboración dentro de la cadena de valor local, permite implementar cambios rápidos en la producción, oferta de productos o servicios, y estrategias de precios, lo que contribuye a mantener la estabilidad en tiempos de incertidumbre económica.
Supongamos una crisis climática: Las PYME, al estar conectadas en una cadena de suministro local, pueden coordinar de manera más efectiva respuestas ante crisis climáticas o eventos naturales adversos. Por ejemplo, en el caso de sectores como la agricultura, donde las condiciones climáticas desafiantes pueden afectar la producción, la colaboración entre distintos actores en la cadena permite compartir recursos, información y estrategias para mitigar los impactos, esta coordinación reduce la vulnerabilidad de las PYME y fortalece la resiliencia de toda la cadena de valor frente a eventos climáticos extremos.
La participación en cadenas de valor locales reduce la dependencia de las PYME de fuentes externas y proveedores lejanos, lo cual, disminuye los riesgos asociados con interrupciones en la cadena de suministro global, como crisis geopolíticas o pandemias, que pueden tener impactos significativos en las operaciones comerciales. Al depender en mayor medida de recursos locales y colaborar con empresas cercanas, las PYME pueden gestionar de manera más efectiva los riesgos externos y garantizar una continuidad operativa más estable.
En el diverso mundo empresarial de Colombia, las Pequeñas y Medianas Empresas (PYME) emergen como protagonistas indiscutibles, tejiendo una historia clave para el país. Más que meros actores secundarios, estas entidades estas pequeñas gigantes son las responsables del movimiento y dinamismo de la economía local.
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Sobre el Autor:
Equipo Editorial Loggro
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